Esta noche, mientras cenaba, en la tele estaban poniendo La Noria. Hacían una de esas entrevistas "pagadas" por las discográficas, a una cantante que acaba de sacar un nuevo disco que es igual a los anteriores (María del Monte). Justo cuando me levanté de la mesa, el presentador (todavía no lo han despedido...) daba paso a unos minutos de publicidad. Ah¡! esto si que voy a verlo, me dije, y tomando un rotulador que había por allí, me dispuse a tomar nota de los anunciantes.
Para mi disgusto; resulta que la publicidad comienza con un bloque regional: anuncios de comercios en las Islas Canarias. Ninguna marca que ustedes conozcan, salvo la cadena de supermercados HiperDino. No fue necesario anotarla porque ya hace mucho tiempo que no entro en sus superficies. Al terminar el corte regional, entra el nacional. Nada... ¡! sólo promociones de series y programas concurso de la misma cadena Tele 5. Sonreí... :-)
Después continuó el programa. El presentador anuncia unos números de teléfono y asegura que sortearán entre todos los que llamen, 1000€ cada media hora. Bonita forma para fidelizar imbéciles, pensé. Y comienza un "debate" acerca del llamado coopago sanitario. Me fijé que entre los contertulios habían desaparecido algunos y había otros nuevos... La conocida periodista Paloma Gómez Borrero (durante años ejerció como corresponsal de RTVE en el Vaticano), y un par de expertos en este espinoso tema: Ramoncín ¡! y un ex concursante de Gran Hermano que salió del concurso por una agresión. En ese momento, decidí irme a la cama.
Pero tenía pendiente algo relacionado con La Noria... a principios de esta semana que se acaba, recibí un Email con una oferta de la compañía Secúritas Direct. Y decidí contestarle algo parecido a lo que contesté la semana pasada a otra promoción de Paypal. E aquí su correo:
E aquí mi respuesta:
Y este es un archivo adjunto que también envié a los "amigos" de Paypal. Es mi abuela favorita :-)
Espero que no les haya molestado. Siguen en mi lista negra de marcas, productos y servicios. Mi dinero lo gasto como me da la gana; y prefiero que sea en intercambios comerciales que, además de satisfacer mis necesidades (o caprichos... a veces también compro cosas no imprescindibles), supongan un intercambio entre el comerciante y yo, "sin daños colaterales".
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